El maltrato infantil se define como todos los tipos de maltrato físico o psicológico, abuso sexual, desatención, negligencia o de otro tipo que causen un daño en la salud y desarrollo del niño, incluso poner en peligro su vida.

El maltrato que recibe un niño en su niñez deja secuelas y produce serios trastornos emocionales y de personalidad en la adultez.

Tipos de maltrato infantil

Si bien muchas personas creen que maltrato es sólo cuando existe abuso físico, existen diferentes tipos de maltrato infantil.

Abuso físico

Se considera maltrato físico cuando de manera deliberada, daña o pone en riesgo la integridad física de un niño. Los abusos físicos más frecuentes a niños son:

  • Golpearlo ya sea con un objeto, como un cinturón o una vara o golpear con puños, patadas distintas partes de su cuerpo, etc.
  • Quemarlo con agua caliente, un cigarro o una plancha, entre otros.
  • Sacudirlo, empujarlo fuertemente, tirarle el pelo.
  • Asfixia o ahogamiento, ya sea apretando su cuello o sujetándolo bajo el agua
  • Amarrarlo y forzarlo a estar en una posición incómoda.

Abuso emocional

Este tipo de abuso está relacionado al uso de palabras y actitudes para dañar emocionalmente al niño. Ejemplos del maltrato emocional a niños suelen ser:

  • Usar el chantaje emocional
  • No proporcionarle un ambiente seguro.
  • Criticar constantemente o culparlos por los problemas.
  • Amenazar con violencia o abandono.
  • Gritarles o amenazarlos con frecuencia
  • Burlarse de lo que dice de un aspecto de su físico o personalidad

Abuso sexual

El abuso sexual es cualquier acto que obligue o incite a los niños a participar en actividades sexuales y que el abusador hace para excitarse sexualmente.

  • Generar un contacto directo o indirecto sobre el cuerpo del menor en donde se tienda a provocar algún estímulo sexual a través de la exposición y estimulación de zonas erógenas: genitales, etc.
  • Besar con la lengua
  • Desvestirlo

También es importante destacar que el abuso sexual puede ocurrir sin contacto físico:

  • Hacer que un niño mire pornografía
  • Masturbarse delante de él
  • Hacer que este pose para pornografía
  • Exponer los propios genitales
  • Ver y promover la realización de actos sexuales entre otros menores.

Negligencia

Este tipo de abuso infantil ocurre cuando los padres o los responsables de un niño no satisfacen sus necesidades básicas. Cuando éste sufre de negligencia suele sentirse solo y su autoestima es perjudicada por sensación de abandono . 

Estos son ejemplos de negligencia infantil:

  • Encerrarlo en una habitación o armario
  • Rechazarlo y no darle amor, consuelo o afecto
  • Dejarlo solo por mucho tiempo..
  • No brindar acceso a la atención médica o educación necesarias
  • No proporcionar alimentos, ropa, vivienda u otras necesidades físicas

Consecuencias del maltrato infantil en la adultez

El maltrato infantil altera el desarrollo del cerebro del niño provocando un aumento en el riesgo de sufrir trastornos mentales en la edad adulta, además de afectar áreas del desarrollo emocional, físico, psicológico y conductual de los niños maltratados.

La exposición temprana a situaciones de estrés puede generar cambios a largo plazo en los sistemas neurobiológicos que están involucrados en la respuesta al estrés. El maltrato infantil es un factor estresante grave que altera el desarrollo cerebral.

Según estudios, un niño que vive en un ambiente de violencia, abuso o abandono puede desarrollar un sistema catecolaminérgico desorganizado. Vamos a explicar mejor este punto importante: las catecolaminas son una sustancia química elaborada por las células nerviosas y usada para enviar señales a otras células. Se las considera neurohormonas y son importantes para responder al estrés.

Cómo explicamos en nuestro artículo acerca de la orientación Psiconeuroinmunoendocrinología (PINE), el estrés deteriora el funcionamiento del sistema inmunológico. El maltrato infantil provoca estrés en los niños maltratados, generando un aumento de cortisol y producción continua de esta hormona, lo que pre dispondrá a la aparición de ciertas enfermedades.

La otra hormona que se activa frente al maltrato es la adrenalina: la encargada de prepararnos ante una amenaza: tu corazón bombea más fuerte, los músculos se tensan, la presión sanguínea aumenta, la respiración se acelera, y tus sentidos se vuelven más agudos. Si esta secuencia se activa reiteradas veces, también generará un desgaste del organismo y aumentará la predisposición a enfermedades.

El niño que sufre maltrato reacciona diferente a otros niños, principalmente porque necesita protegerse del daño con más frecuencia que otro que no sufre maltrato. Esta actitud hace que este desarrolle mecanismos de vigilancia o alerta en exceso. Esto se conoce como hipervigilancia. La hipervigilancia es un estado de mayor sensibilidad sensorial que provoca que los niños, y adultos que sufrieron maltrato infantil, se sobresalten con mayor facilidad ante ruidos, señales o estímulos que perciban como posibles situaciones que le causarán daño.

La hipervigilancia también se acompaña de un estado de elevada ansiedad. La ansiedad provoca estrés y así, tanto durante la niñez como en la adultez, la persona que sufrió maltrato infantil será más susceptible al desarrollo de signos y síntomas cuando se exponga a situaciones estresantes o traumas a lo largo de la vida.

En diferentes estudios, se descubrió que los adultos que habían sido maltratados en la niñez presentaban diferencias en la forma de desarrollo del cerebro y las comunicaciones neuronales. Estos tienen una corteza prefrontal y una amígdala más pequeña. Estas dos estructuras son importantes porque son claves en la regulación emocional y la aparición de trastornos mentales como la ansiedad y la depresión.

Es decir, el maltrato infantil afecta al desarrollo del cerebro y a la capacidad de mantener un equilibrio saludable entre la introversión y la extroversión y la habilidad de autorregular sus emociones y conductas.

En consecuencia, los adultos que sufrieron maltrato infantil tienen mayor riesgo de padecer problemas conductuales, físicos y mentales, tales como:

Existen diversas consecuencias del maltrato infantil en la adultez y es importante que se trabaje en un tratamiento psicológico para que se logre recuperar el bienestar físico y socioemocional que se perdió en la niñez. Muchas personas creen que como fueron hechos que ocurrieron en la infancia, no afectan su presente pero, lamentablemente, como explicamos a lo largo del artículo, esto no es así.

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Referencias:
Murburg M. Catecholamine Function in Post Traumatic Stress Disorder: Emerging Concepts. Washington DC: American Psychiatric Press, 1994  [Links]

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