Los 4 tipos de apego

El apego es el encargado de proporcionar seguridad al niño en situaciones de amenaza. En el transcurso del primer año, se establece un vínculo de apego con la persona con quien tiene más contacto y aparece el miedo ante los desconocidos. El estilo de apego establecido durante la infancia puede ser visible en los miedos o inseguridades del adulto, y en la manera de afrontarlos.
Escrito por la Licenciada Natalia Portales

¿Qué es el apego?

Cuando nacemos, las personas dependemos de otros para poder sobrevivir. El apego es el vínculo afectivo que se establece desde los primeros momentos de vida entre la madre (o la persona encargada de su cuidado) y el recién nacido. La función de este vínculo es asegurar el cuidado, el desarrollo psicológico y la formación de la personalidad de la persona. 

La forma en la que se crean los vínculos de apego serán muy importantes en el desarrollo del niño. Si estos vínculos afectivos se vivencian de forma positiva, generarán condiciones para establecer relaciones saludables con otras personas. Por el contrario, cuando el apego no es seguro, se pueden experimentar más inseguridades y dificultades para conectarse emocionalmente con los demás. 

El concepto de apego se desarrolló a partir de las teorías de John Bowlby (psiquiatra y psicoanalista infantil), quien estudió los efectos de la relación entre el cuidador principal y el menor, en la salud mental de los menores y en su vida adulta.

El estilo de apego establecido durante la infancia puede ser visible en los miedos o inseguridades del adulto, y en la manera de afrontarlos.

Los 4 tipos de apego

Apego seguro

En este tipo de apego el niño sabe que sus padres o cuidadores son confiables y no van a fallarle. El niño se siente querido, aceptado y valorado y, si experimentan alguna emoción difícil, recurren a estas figuras para lograr un alivio de la misma.

Los personas con apego seguro tienen más confianza en sí y en el entorno circundante lo que les permite llevar a una vida adulta con autonomía, sin prescindir de sus relaciones interpersonales y los vínculos afectivos.

Apego ansioso y ambivalente

Los niños que no tienen la seguridad permanente de poder contar con la ayuda de sus padres o cuidadores pueden desarrollar un estilo de apego ansioso. A este tipo de apego también se lo conoce como “ambivalente”, es decir que expresa emociones o sentimientos contrapuestos. Al tratarse de una experiencia sostenida, la angustia y temor en la persona determina su actitud frente a distintas circunstancias. 

Cuando no pueden controlar la permanencia del otro, cada ausencia puede alarmarlos de una manera desproporcionada provocando altos montos de ansiedad. Por temor a sentirse abandonados, buscan de forma constante garantizarse un lugar en la vida del otro de manera intensa y se adaptan a cualquier aspecto dentro de la relación para ser aprobado por el otro. 

 Un ejemplo de este tipo de apego en los adultos es la dependencia emocional.

Apego evitativo

Los niños con apego evitativo suelen percibir desde temprana edad desconfianza hacia sus padres o cuidadores en lo que respecta a las garantías de amor y protección. Esta situación les provoca frustración y sufrimiento ya que sienten que están solos . Se lo denomina “evitativo” porque presentan distintas conductas de distanciamiento. Por ejemplo, los bebés no lloran cuando se separan del cuidador. Esto genera que éste adopte una posición de autosuficiencia, en un intento por construir ambientes en los cuales sentirse seguro sin la ayuda de las demás personas.

En la adultez, el estilo de apego evitativo se caracteriza por sentimientos de rechazo en la intimidad con otros y dificultades e incomodidad en las relaciones personales.

Apego desorganizado

Cuando los cuidadores de un niño tienen conductas negligentes, incluso violentas y abusivas, el niño suele desarrollar un estilo de apego desorganizado. Este tipo de apego es lo opuesto al apego seguro. En estos casos, el niño no tiene confianza en sus padres o figura vincular y hasta puede sentir constantemente miedo hacia él.

Cuando son adultos, estas personas presentan una serie de características que reflejan el tipo de vínculo que vivieron en su niñez. Por lo general, son adultos que tienen dificultades para identificar las emociones y pensamientos de los demás. Además, suelen ser personas que cargan con un alto grado de frustración e ira, no se sienten queridas y, si bien su mayor anhelo es tener relaciones personales, tienen relaciones conflictivas constantemente o rechazan tener relaciones con otras personas.

Una de las consecuencias más importantes del apego desorganizado es el aumento de la probabilidad de que la ira que acompaña a estos niños por vivir situaciones de violencia y maltrato, termine incorporándose de alguna manera a su personalidad.

Cómo afecta el estilo de apego en la vida adulta

En la descripción de cada uno de los 4 tipos de apegos en las relaciones mencionamos cómo afecta el estilo de apego en la vida adulta, sobre todo los apegos inseguros. 

En la actualidad, existe evidencia científica de que los apegos inseguros están relacionados a una mayor posibilidad de tener trastornos del estado de ánimo, de ansiedad e incluso de trastornos relacionados con la actitud obsesivo-compulsiva. También son frecuentes los celos, la inseguridad y temor al abandono en las relaciones amorosas que tengan las personas con estilos de apego inseguro. 

Es importante destacar que es necesario conocer cómo se generó el estilo de apego en la persona y cómo fue evolucionando a lo largo de la vida para identificar cómo está influyendo y decidir la mejor estrategia para recomponerlos.

¿Es posible cambiar el estilo de apego que aprendimos en nuestros primeros años de vida?

El estilo de apego será muy fuerte durante nuestra vida y, salvo que se tenga otro aprendizaje, buscaremos reproducir ese patrón. De todas formas, esto no significa que la persona esté determinada o condenada a tener un solo estilo de apego en su vida o que no pueda aprender otro, idealmente el estilo de apego seguro.

Para cambiar el estilo de apego que aprendimos en nuestros primeros años de vida necesitaremos involucrarnos en nuevas relaciones que nos demuestren que el vínculo, la confianza o la relación con el otro puede ser distinta a lo que esperábamos o anticipábamos. Es necesario no sólo trabajar el estilo de apego sino también la dependencia emocional.

Si siento que tengo un estilo de apego inseguro, ¿Lo puedo tratar en terapia forma online?

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Licenciada Natalia Portales (UBA) M.N: 48625

Licenciada Natalia Portales (UBA) M.N: 48625

Especialista en Trastornos de Ansiedad
Especialista en Psicología Cognitiva (U.N.M.D.P.)
Máster en PINE (U. Favaloro)
Prof. Psicología (UBA)

Los artículos de Comenzar Terapia® fueron redactados solo con fines informativos y educativos.
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