El trastorno depresivo persistente, también conocido como distimia o trastorno distímico, es una forma de depresión en el cual los estados de ánimo de una persona están regularmente bajos. Si bien las características son similares a las del trastorno depresivo mayor pero menos severas, es importante atender este trastorno para mejorar la calidad de vida de la persona.
Diagnostico y síntomas del trastorno depresivo persistente
El diagnostico del trastorno depresivo persistente debe ser realizado por especialistas en salud mental y las personas deben haber presentado un eestado de ánimo depresivo la mayor parte del día, durante más de dos años y con 2 o más de estos síntomas:
- Falta de interés en las actividades diarias.
- Falta o exceso de apetito.
- Insomnio o hipersomnia.
- Tristeza, sensación de vacío, depresión.
- Cansancio, fatiga y falta de energía.
- Problemas para dormir.
- Baja autoestima.
- Autocrítica severa o sentirse incapaz o inútil.
- Sentimientos de culpa y preocupaciones por el pasado.
- Falta de concentración o dificultad para tomar decisiones.
- Sentimientos de desesperanza.
- Irritabilidad o enojo excesivo.
- Evitar las actividades sociales, aislamiento.
- Disminución de la actividad, eficacia y productividad.
Causas del trastorno depresivo persistente
Al igual que la depresión, el trastorno depresivo persistente es un trastorno muy complejo en el que varios factores pueden desencadenar ese estado Esos factores pueden ser, biológicos, psicológicos y sociales.
Causas biológicas
Estudios recientes indican que los cambios en la función y el efecto de los neurotransmisores (las sustancias químicas naturales del cerebro) y en la manera en que interactúan con los neurocircuitos (los encargados de mantener la estabilidad del estado de ánimo) desempeñan un papel indispensable en la depresión. Es decir, una posible deficiencia de serotonina, noradrenalina y dopamina en el sistema nervioso central pueden ser una causa del trastorno depresivo persistente.
Causas genéticas
Las personas que tienen familiares de sangre, también conocidos como de “primer grado”, es decir padres, hermanos e hijos, con algún tipo de depresión, tienen mayor riesgo de tener eventos depresivos.
Causas ambientales
Al igual que se observa en otros trastornos psicológicos, los hechos traumáticos durante la vida, sobre todo en la niñez, constituyen un factor importante de riesgo de desarrollar depresión .Esto se asocia, en gran parte, a heredar rasgos neuróticos de personalidad de un progenitor.
Algunos de los acontecimientos estresantes que pueden causar depresión son:
- La muerte de un ser querido o duelo.
- Problemas laborales.
- Problemas económicos.
- Rupturas sentimentales.
- Enfermedades propias o de familiares.
Otros factores que aumentan el riesgo de desarrollar o desencadenar el trastorno depresivo persistente, suelen ser que la persona tenga rasgos de personalidad que implican negatividad, pesimismo y autocrítica, a la vez que acompaña una baja autoestima y dependencia emocional. También afecta tener antecedentes de otros trastornos de salud mental.
Complejidad del trastorno
Los síntomas del trastorno depresivo persistente generan que la persona tenga problemas en su calidad de vida y puedan aparecer otras complicaciones como:
- Abuso de sustancias como alcohol y/o drogas.
- Problemas con sus familiares y entorno cercano.
- Problemas en el trabajo o en la escuela o universidad.
- Enfermedades psicosomáticas.
- Pensamientos intrusivos y negativos.
- Trastornos en la personalidad y otros trastornos de la salud mental.
Tratamientos del trastorno depresivo persistente
Cuando una persona es diagnosticada con el trastorno depresivo persistente por un profesional de la salud mental, los siguientes pasos son, por un lado, reducir los síntomas para que la persona pueda mejorar su bienestar y, por el otro, recuperar y mejorar su calidad de vida y su aspecto psicosocial. Es decir, que pueda ser capaz de volver a trabajar, a relacionarse con sus amistades, que duerma lo suficiente, tenga una alimentación saludable y nutritiva, realice ejercicio regularmente y busque realizar actividades que le mejoren el estado de ánimo. De esta forma, pueda volver a disfrutar de la vida.
La Terapia Cognitiva Conductual se centra en problemas específicos, utilizando un enfoque con objetivos determinados. Es por esto que, al comienzo del tratamiento, se suelen emplear técnicas conductuales con el objetivo de acercarse al nivel de funcionamiento psiquico que tenía la persona antes de la depresión. Lo que el terapéuta busca es trabajar sobre aquellas distorsiones cognitivas basadas en los pensamientos negativos y automáticos con el fin de intervenir de forma cognitiva, emocional y comportamental.
También se busca que la persona aprenda a reconocer si los síntomas y signos del trastorno depresivo persistente están empeorando y tener un plan para saber cómo responder en caso de que ocurra. Dicho de otra manera, se ayuda a la persona para que aprenda a ser más consciente de sus síntomas y cuáles son los aspectos que los empeora. A su vez, que se le enseñarán habilidades de resolución de problemas.
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